Si hay una palabra que he incorporado en mi vida, que repito constantemente, que utilizo y no me canso de pronunciar, esa es GRACIAS.
Curiosamente hace unos días, leía con los peques el libro “El camino más fácil para crecer, mensajes que estarás muy feliz de conocer” de Mabel Katz, una introducción al Ho’oponopono para niños, y en lo que al agradecimiento se refiere, encontramos lo siguiente:
*sólo di “gracias” a las malas energías a tu alrededor y estas desaparecerán.
*sólo di “te amo y gracias” a los problemas. Verás que desaparecen con mayor rapidez.
*sé agradecido por aquello que tienes y más cosas llegarán a ti.
Resumiendo les comenté que la palabra gracias es muy útil, con ella evitamos lo que no nos gusta, porque con esa palabra nuestro inconsciente lo acepta, y además, conseguimos lo que nos gusta, porque nos movemos en la abundancia y en la prosperidad.
Desde ese día, la palabra gracias se ha convertido en un leitmotiv en casa. Pero, porque en estas historias, siempre tiene que haber un “pero”, a la semana, él con 4 años y medio, viene abatido y algo enfadado conmigo, asegurando que lo que conté el otro día sobre las gracias no funciona nada bien.
-“Todos los días, me pongo en medio del patio y repito fuerte gracias cole, gracias cole, gracias cole, y no desaparece, y tengo que volver todos los días, y ahí sigue”.
-¿Ves como no funciona?
-Terminará funcionando, te lo aseguro. No sé si llegará a desaparecer, pero algo pasará, de verdad….
Y con un abrazo fuerte, me dio las gracias.
Y yo se las di a él por enseñarme tanto cada día
Feliz comienzo de semana!!!!
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