lunes, mayo 17, 2010

“UN DÍA DE PRÁCTICA COTIDIANA”

“UN DÍA DE PRÁCTICA COTIDIANA”

El quehacer de los Budas, dice Dogen, es beber té y comer arroz, es decir, la vida ordinaria: ducharse, trabajar, dormir, relacionarse, meditar... profundizar en el desapego.
Como muestra, un día de Práctica Básica en la que se armonice lo aprendido con lo cotidiano, lo de todos los días, de manera que la atención consciente, la concentración, el esfuerzo, sitúe nuestra mente fuera de los carriles del Ego. Algo tan sencillo como:

Al despertar, no hacer ruidos ni aspavientos innecesarios aunque sí sanos estiramientos. Levantarse sin dudar ni darse permisos infantiles. No abundar retóricamente en palabras ni en gestos. Poner total atención en cada paso. Evitar protagonismo si se convive con otros, no distinguirse, borrarse, pasar desapercibido en todos los actos posibles. Usar el baño y dejarlo mejor que estaba. No dar golpes, cerrar puertas y cajones como si fueran de cristal, como si estuvieran vivos. Dejar las cosas en su sitio, ducharse recorriendo el cuerpo con orden, con jabones naturales y a veces solo con agua y encima aceite de almendras para hidratar la piel y secarse. Todo, ni deprisa ni despacio. Dar con el punto. Hemos de gastar el agua justa, el jabón justo, el aceite justo, la energía justa... Atender que el vestido sea de fibras naturales.

Desayunar solo desayunando, sin pensar, leer o llamar por teléfono. Todo como si fuera, que lo es, lo más importante de tu vida en cada momento. Fijarse bien, que eso es el presente a saborear, sin Ego, en completa fusión con el objeto y la circunstancia de “lo que hay que hacer” sea lo que sea. No se puede escoger, es lo que viene.
Salir a la calle con la misma mente; cada día, es el día de la Práctica continuada, aunque ocurran distracciones por el lado de los deseos personales, las ilusiones, los proyectos, apegos y miedos... volver la mente a la Práctica, al estado de alerta, estando en lo que se está solamente.
Continuar así por la calle, abiertos, conscientes. Lo mismo en el autobús, en el trabajo... cayendo en la cuenta del Ego y de las cosas, oscilantemente.
Si avanza el Ego, hay engaño, si las cosas, Lucidez (Iluminación) . Observar las desviaciones del “Me gusta y el no me gusta”, abandonándolo inmediatamente, lo mismo que los deseos de huir del esfuerzo en cuanto nos sentimos mejor, la impaciencia, la indisciplina, las invitaciones del ambiente al poder, la fama, la fortuna, que por modestas que sean son autoengaños, ideología egoísta, justificadora de las adicciones derivadas del poder, la fama y la fortuna, como el consumo desmedido en las compras, el sexo, las drogas químicas, el juego, el trabajo, la tele, la comida...y demás filias y fobias del comportamiento dependiente, neurótico y destructivo.
Comidas, descanso, trabajo, higiene, relaciones.. .no han de ser exclusivas ni excluyentes de nada que sea Real, por tanto no hay nada más importante que otra cosa, ni profesión, ni diferencia alguna entre los seres excepto el reconocimiento de lo falso y lo verdadero, necesidad y deseo, Real o Ilusorio...

A esto llamamos transcender el Egoísmo, el yoísmo, el Egocentrismo, entrando en el cosmos. Ahorrar energías mal situadas de cada actividad para cuando toca el esfuerzo, ahorrar espacio y tiempo para conectar con el derredor Cósmico, que es el contacto sensorial con lo natural, las piedras, los árboles, el agua, el viento, la arena, la hierba, los animales...fí sica y mentalmente, tocar, oler, saborear, escuchar, oler, pensar, las manifestaciones del Cosmos directamente y a cada momento, sin especializaciones condicionadas, curando de ellas por el uso cotidiano de la mente-cuerpo reales, no pensados.

No es difícil si buscamos paz, orientación, salud, alegría no dependientes de condiciones exteriores en las que ya hemos fracasado, sufrido.
Ir más allá del Ego, de lo convencional y acostumbrado es darle importancia a todo, no solo a lo que llamábamos importante; es trascender los tópicos, las mecánicas, el personaje, el robot...en cada instante, sin querer nada, sin esperar nada, sin meta previa, en libertad. Esto se descubre en el ejercicio de lo cotidiano y de una manera que no es la personal.
Esta es la verdadera Práctica de los Budas, su verdadera mente, la de nuestra Naturaleza, la entrada en una realidad que siempre estuvo ahí. Descubrir la Vida exige la Práctica del desapego de las propias ideas y opiniones, costumbres e interpretaciones. Todo es uno y podemos sentir Todo en Todo en lugar de separarnos con un falso yo. Es a lo que llamamos espiritualizar la existencia o encontrar lo trascendente en lo intrascendente.
¡Quién lo iba a sospechar! “Como cuando tengo hambre”, descanso cuando estoy cansado, me ducho, observo, ando...
Nada extraordinario.

SOKO DAIDO