Estoy sentada en una mesa frente al mar. Una brisa fuerte mueve el agua y las hojas de la palmera que hay a mi lado. Mis compañeros de viaje todavía están durmiendo. Estoy yo sola con el silencio ruidoso de la naturaleza y mi ordenador. Me gustaría capturar este momento para disfrutarlo cuando quiera, aunque quizás el secreto esté en relajarme y sentir el viento sobre mi piel.
La felicidad está en el ahora
Empecé este año con muchas reflexiones sobre la felicidad. ¿Qué necesito para ser feliz? ¿De qué depende el que sea feliz ahora? Le he dado muchas vueltas, y resulta que en todas estas reflexiones hay una afirmación en común: la felicidad es un estado y un camino que lo tendrás que recorrer tu mismo.Sentada en la playa de Islamorada, me doy cuenta de que la felicidad no depende tanto de lo que pasó antes, ni de lo que pasará próximamente. Depende sobre todo de cómo decides vivir este momento. Podría enfadarme por el hecho de que mientras estoy aquí no hay barcos disponibles para los huéspedes. Podría preocuparme que todavía no tengamos un lugar para quedarnos en Palm Beach. O puedo girar mi cara hacia el sol y dejar que sus rayos contrarresten el viento mañanero.
Ayer, nostalgia. Mañana, sueños. ¿Y hoy?
Puede que sea demasiado fácil hablar de felicidad desde el Caribe. Sin embargo, vivir intensamente este momento me ayudará a recordarlo con cariño, sin quedarme atrapada en la nostalgia. Ojalá la felicidad del pasado me sirva de inspiración para el futuro en vez de quedarme atrapada en el perfeccionismo de antes.Concentrarme en el presente también evita que me quede atrapada en los sueños del futuro. Los sueños pueden ser un gran impulsor de acción, mientras no me impidan disfrutar del presente. La esperanza de que mañana todo será mejor le quita valor a lo que tienes en este momento.
Parece que la lagartija que está tumbada la piedra al lado está de acuerdo. La felicidad solo puede existir en el ahora.
Mal día vs. buen día
¿Qué es lo que marca la diferencia entre un mal día y un buen día para ti? Quizás un café tomado con calma puede desestresarte por las mañanas. Tal vez una hora de ejercicio te ayude a desconectar lel montón de ideas que hay en tu cabeza. Al estar en este entorno idílico me he dado cuenta de que el entorno no es suficiente para hacerte feliz (así como no es estrictamente necesario tampoco). Tener una taza de té a mi lado, invitar a la dueña del lugar a una charla y tener una hora por las mañanas para dedicarme a escribir convierte el día en un evento más interesante. De esta manera me aseguro de que tendré más ideas para compartir con mis compañeros de viaje.¿Qué es lo que marca la diferencia entre un mal día y un buen día? ¿Qué hay que cambiar para que un buen dia se convierta en un día excepcional para ti?